COLABORACIÓN DE ALBERTO ÁNGEL MAZZA (Beto) Nació el 19-02-48. Desde el año 85 nunca dejó de ascender el Champaquí a un promedio de 2 ascensos por año, llevando a grupos de: – I.C.E.S. (Profesorado de Educación Física) de Venado Tuerto. – Agrupación de boys y girls SCOUT de Villa Cañás. – Colegio SAN JOSÉ de Villa Cañás con quien hizo la mayor cantidad de ascensos. – Guío a gran cantidad de grupos privados. |
Si hoy tuviera que comparar lo que sentí en esa tarde de 1985 cuando el «Padre JUAN ANTONIO» me invitó a escalar el cerro Champaquí junto a un grupo de alumnos de la escuela de María Teresa, no coincidiría en casi nada con lo que hoy, después de 19 años, siento y vibro ante cada recuerdo de las diferentes experiencias vividas en el Champaquí.
Esta «Escuela de Vida» que es la montaña, que dicta su primera «clase» apenas llegamos a Villa Alpina por un serpenteante camino que te hace pensar más de una vez, si es cierto que elegiste llegar hasta allí, y que cada paso hacia la cima, representa las siguientes «clases» que te van a permitir «graduarte» de persona humana, hasta encontrar el punto más importante en esta primera parte de la excursión, al enfrentarnos con esa «vida» simple y sin tiempo que es Doña NENA, que enseña sin hablar, que su rostro, sus manos, sus ojos expresivos, nos colocan en un lugar hasta de incomodidad ante tanta humildad y bonomía.
Cada cumbre fue diferente, pero no por ello menos interesante, cautivante, con encantos distintos, pero todas producen en el interior una rara sensación de estar viviendo una situación nueva, nos deja sin palabras, nos vuelve a demostrar que la capacidad de asombro de los seres humanos no se agota nunca y entramos a no encontrar respuesta, con nubes, con lluvias, con sol, con calor, con frío, con nieve o con hielo, todo es sorpresa, cansados, deseosos de hacer cumbre, con la misma ansiedad de cada cosa que hacemos en el llano, sabiendo que con esfuerzo todo es posible, pero que una vez logrado el objetivo, éste pasa a ser tan solo una excusa para seguir dándonos fuerza.
Así es el Champaquí, «Escuela de Vida», escuela a la que hay que ir con la mochila cargada con las cosas necesarias, porque, como en la vida, todo lo «secundario» lo «innecesario» en algún momento nos va a molestar, a pesar.
Hemos recorrido subidas, bajadas, cerro, laderas, cumbres, hemos estado orientados y desorientados en medio de lluvias y nubes, caídas y levantadas, pero siempre sabiendo que en algún momento, el «sol vuelve a salir».
Todo lo que se puede llegar a sentir, siempre está íntimamente ligado al GRUPO con el que se comparte la experiencia, yo he tenido la suerte de estar muy bien acompañado.