Nacimiento del Champaquí

Difícil creer que fue una gran cámara magmática, que funcionó por estas latitudes hace aproximadamente 368 millones de años atrás… Algo así como un espacio dentro de la corteza conteniendo un enorme volumen de magma viscoso, con una cantidad importante de gases, que se estaba moviendo a borbotones como una pava a punto de hervir, lista para preparar un buen té.

Más increíble aún es imaginar que este gran reservorio de roca fundida se originó en las profundidades de la corteza continental debido a los cambios de temperatura y presión, derivados de la relajación que sucede a un choque de placa, ocurrido allá lejos y en el tiempo. Pero así fue!

El cerro Champaquí es parte del Batolito de Achala, unidad geológica que pertenece a las Sierras Pampeanas de Córdoba. Está compuesto por rocas ígneas plutónicas graníticas, es decir rocas que se generan por la cristalización de un magma que no fue arrojado a la superficie, sino que permaneció dentro de la corteza que le dio origen.

Fue perdiendo su temperatura lentamente, de manera que se dieron procesos químicos y físicos que permitieron que sus minerales se desarrollaran con muchas particularidades, como por ejemplo sus importantes dimensiones. Estas rocas fueron arrancadas de la profundidad y puestas en superficie debido a grandes esfuerzos provocados por otros movimientos de placas que han ido acomodando el tablero de los terrenos geológicos como si fueran piezas de un rompecabezas y el último empujón importante lo recibió desde Los Andes, hace como 10 millones de años atrás.

Desde entonces la dinámica que juega con la superficie de la Tierra, con el sol, el agua y la gravedad como motores de la gran máquina modeladora, han alumbrado al absoluto dueño de las alturas cordobesas.

Semejante historia geológica no podía menos que generar un complejo arreglo de paisajes de rocas fundamentalmente claras, que van desde redondeadas, arrasadas, cubiertas por verdes pampas, recorridas y surcadas por infinitas vertientes y arroyos hasta verdaderas paredes y picos encrestados. Así es el Champa, diverso, complejo, dinámico e indudablemente bello.