Ascender al Cerro Champaquí suele ser una experiencia sublime, imposible de olvidar. El íntimo contacto con lo agreste, genera en el caminante la exteriorización de los más nobles valores humanos: solidaridad y tolerancia entre otros. Para que esta experiencia no se torne riesgosa es altamente aconsejado contratar los servicios de los Baquianos o los Guías Habilitados. Año tras año crece el número de casos de rescates.
Es necesario arribar hasta la ciudad de Córdoba, capital de la Provincia de Córdoba (República Argentina) ya sea por vía aérea o terrestre. Desde allí, viajar hasta Villa Gral. Belgrano, por la Ruta Provincial Nº 5, pasando por Alta Gracia, completando un recorrido total aproximado de 80 km. Desde Villa Gral. Belgrano, se desvía hacia el oeste, por camino de tierra hasta llegar a Villa Alpina, en un recorrido de 40 Km. La aventura comienza en este mismo camino, de curvas y subidas pronunciadas en el marco de una naturaleza especial salpicada de pinares. Tal vez, a 20 km, en la zona de Athos Pampa, surgirá la tentación de desviar a la derecha para acceder a los parajes de ensueño de La Cumbrecita.
Villa Alpina se encuentra a 1.340 metros sobre el nivel del mar. Está ubicada al pie norte de La Mesilla y separada en dos sectores por el río Los Reartes, en cuyo márgenes se puede acampar o disfrutar de un día de recreación o pesca. Al trasponer el vado, uno llega al almacén de Don Pancho Escalante, uno de los pobladores con más historia del lugar y fiel custodio de la Villa.
Antes de ingresar a la Villa, un cartel de madera advierte el inicio del sendero. El mismo circunda un refugio y se va perdiendo en la zona del Pinar, considerada por muchos como el obstáculo más importante de toda la excursión, pero también una de las más agradable: aromas nuevos, arroyitos frescos, vegetación de lujo.
Al abrirse el bosque se debe arremeter la cuesta de La Mesilla. Numerosos miradores harán lucir lo mejor del Valle de Calamuchita, éstos pueden coincidir con las paradas necesarias para los caminantes.
Las tranqueras nos avisan de los muchos puestos de la región. El primero será el que fue alguna vez el Puesto Salinas, reconocido por sus mimbreras, hoy denominado Ojo de Agua. Avanzando por la senda se llega a la parada «El Tabaquillo», en el arroyo Orco. Hasta aquí se habrán ascendido 480 m. desde Villa Alpina. Un hermoso ejemplar de ese árbol es el primero que se advertirá durante la excursión. Se reconocerá por su característica corteza parecida a capas de finas catáfilas color canela.
Tras un breve trecho se habrá repechado La Mesilla. Se advertirá por el acceso a «La Ventana»: la huella que sube muy empinada, se quiebra para descender abruptamente. El paisaje se transforma: desaparece la vegetación y surge la impresión de un desierto de piedra, surcado apenas por algunos arroyos. La sensación en este punto es única: el cansancio parece dar lugar mágicamente a la apertura de los nuevos sentidos, aquellos que nos harán entrar en comunión con la naturaleza. Alzando la mirada ya se puede divisar «El Mirador de la Bota», objetivo próximo que permitirá al girar hacia el Oeste acceder a la Estancia San José, puesto serrano de Moisés López y su familia.
Son entonces casi tres horas las que separan a Villa Alpina del Puesto de Moisés López. Si la excursión comenzase a la mañana, éste sería el lugar ideal para renovar energías a través del almuerzo y de una siesta reparadora. La familia López brinda sus servicios, su hospitalidad y su infraestructura poblada también de graciosos animales. Además, desde el año 2003, testigo de una cumplida promesa de Don Moisés al santo, se puede visitar una inmaculada capilla, lugar de oración a San José. En algún momento será significativo visitar desde allí una refrescante olla y conocer la Piedra de las Dos Caras.