Conociendo el acceso, una soberbia cascada sobre las rocas superiores del Arroyo Las Socavonas, su amplia quebrada y el escudriñado Río Subterráneo serán el deleite de los excursionistas.
Es ese mismo arroyo el que se traspondrá metros más adelante. Espera un trayecto de ascensos y descensos de variada intensidad. El sendero comenzará a serpentear buscando el Desierto de la Virgen, coronado por La Gruta, ocasional roca erosionada totalmente en su parte interior. Allí mora una pequeña imagen de la Virgen de Lourdes, la cual desde el silencio convoca a la plegaria.
El final de las tierras de Moisés López advierten la llegada al Puesto Cufré. Este puesto, firme construcción de piedra, se divisará hacia la derecha del camino. El paisaje transcurrido fue vivenciado en una multiplicidad de sentimientos: extrañas formas de rocas, verdes de distinta luz, caballos y otros animales vigilantes del marcado sendero alentaron el paso. El inmediato propósito es acercarse al Cerro Lechiguanas, elevación que se destaca en el cordón previo al que ocupa el Champaquí. Faldeándolo asombrará una pampita, respiro en el esfuerzo y aviso certero de la llegada al Río Tabaquillo.
El Río Tabaquillo sirve de base al Cerro Champaquí. Las pequeñas llanuras que a sus lados lo custodian son asiento de varios refugios: Puesto Domínguez o también conocido como “de Doña Nena”, Puesto de Ramón González, Puesto de Nelio Escalante y Rancho de Luna.
Éste último es el hogar de los excursionistas, una cómoda construcción y la calidez de su gente reconfortan, con una merienda casera, el final de lo que suele ser la primera jornada del viaje.
Vecinos atentos son también el Puesto de Fabián González y el Puesto de Héctor González. La Escuela Albergue Florentino Ameghino y su capilla próxima son otros lugares encantadores para visitar.