Cascada de las Petacas

«No se encuentra sino lo que se busca y se busca lo que existe en lo más profundo del corazón.»
Sábato

    El Arroyo Las Petacas escolta la Estancia San José, propiedad de Moisés López. El agua se abre paso por entre rocas de todos los tamaños y serpentea su cauce en su progreso. Pero a cada gota le espera un súbito destino: convertirse en una majestuosa cascada, también llamada «de las Petacas» o bien «Cabeza de Águila».

    Llegar hasta allí demanda destreza y habilidad para descubrir el sendero que se esconde entre frondosos helechos y perfumadas peperinas. Zigzagueando a través de la ladera se deja admirar la plenitud del Valle de Calamuchita. De pronto una brecha profunda, cuadrada, de rectas paredes, escondida entre más helechos y tabaquillos invita al descenso que, animosos escaladores con su equipo pueden descubrir. Pero queda un tramo más de faldeo hasta la gran imagen natural. La humedad se deja adivinar.

    La recompensa de la búsqueda es un salto de agua de casi 50 metros, enmarcado por vida verde, con una oscura olla en su base, deleite de los nadadores en el verano. Más piedras pulidas reciben a las chispas de agua, que se escurren más abajo buscando el Arroyo Socavón. El sol respeta el recinto y apenas se asoma, por eso una aire fresco encuadra la cascada.

    El espacio del Cerro Champaquí esta colmado de curiosidades, de espectáculos por descubrir, de expresiones naturales que alientan el camino a la cima.

    Estos tesoros aplacan aquel orgullo que el ser humano manifiesta cuando hay una excesiva valoración de los propios actos, de las conquistas, o bien la capacidad para realizar o resolver cualquier acción: tras búsqueda de la cima, empresa arriesgada, quedan lugares intensos y hermosos. Sólo hay que prestar atención al recorrido…